Con el paso del tiempo han aparecido multitud de versiones, variantes y modelos, junto con ciertas argucias ideadas en los departamentos de marketing que pueden llegar a confundir a los usuarios menos experimentados. En esta guía aprenderemos qué es HDMI, que versiones y tipos existen, qué ofrece cada una y cómo elegir el cable HDMI óptimo para cada escenario de uso.
¿Qué es HDMI?
La HDMI (sí, siendo estrictos es femenino) son las siglas de High-Definition Multimedia Interface, en español Interfaz Multimedia de Alta Definición. Es una norma de vídeo creada y apoyada por las principales compañías de electrónica de consumo, informática, telecomunicaciones, cine y TV.
La primera versión de HDMI se presentó en 2002 y era capaz de soportar hasta 5 Gbps, suficiente para llevar vídeo 1080p a 60 Hz y audio multicanal a 192 KHz. A lo largo de los veinte años que han pasado desde entonces, la norma se ha ido actualizando a las necesidades actuales, al mismo tiempo que se mantenía la compatibilidad.
¿Qué tipos de HDMI existen?
Los HDMI se suelen clasificar por tres tipos de conector en tres categorías:
- Conector HDMI normal o tipo A: El conector estándar, al que todos estamos habituados y el que tienen la mayoría de dispositivos que utilizamos.
- Conector Mini HDMI o tipo C: similar al anterior pero bastante más estrecho. Se puede encontrar en algunas cámaras, monitores de uso profesional y dispositivos relacionados con el mundo del video digital.
- Conector Micro HDMI o tipo D: muy pequeño, inspirado en el micro USB, pero también poco habitual. Se puede ver en cámaras de acción, por ejemplo.
La norma también contempla los tipos HDMI de pin extendido o tipo B y el tipo E, reservado a automoción que no tienen cabida en este artículo.
Versiones de HDMI
Como comentábamos, el estándar HDMI se ha ido adaptando a las necesidades del sector a lo largo de los años. Todos los cables son compatibles entre ellos, pero es muy importante contar la versión adecuada para cada tipo de producto. En general, mejor cuánto más moderna.
Estos son los cambios y características más relevantes que ha ido incorporando cada una:
- HDMI 1.0
- Lanzamiento inicial de la norma HDMI
- Interfaz de audio y video para la transferencia de video y audio sobre un solo cable
- Transferencia de datos hasta 4.95 Gbps
- 1080p a 60 cuadros por segundo
- 8 canales de audio no comprimido de 192kHz / 24 bits (PCM)
- Reproducción de video y audio Blu-ray estándar
- HDMI 1.1/1.2
- Audio DVD
- Soporte para espacio de color YCbCr
- Soporte para fuentes de bajo voltaje
- Conector HDMI Estándar (Tipo A) para aplicaciones de PC
- Control Electrónico del Consumidor (CEC)
- HDMI 1.3/1. 3a
- Ancho de banda a 10.2 Gb/s
- Profundidad de color aumentada a 10 bits, 12 bits o 16 bits por canal
- Conector HDMI Mini (tipo C)
- Soporte para formatos Dolby TrueHD y DTS-HD Master Audio
- HDMI 1.4/1. 4a
- Soporte para Canal de Ethernet HDMI [HEC]
- Soporte para 3840 x 2160 @ 30Hz y 4096 x 2160 @ 24Hz
- Canal de Retorno de Audio [ARC]
- Conector HDMI Micro (Tipo D)
- HDMI 2.0
- Ancho de banda a 18 Gb /s
- 4K @ 60 Hz
- Codificación de señal de 8b / 10b
- Soporte para 32 canales de audio
- Soporte para relación de aspecto de cine 21:9 ultra amplia
- HDMI 2.1
- Ancho de banda a 48 Gb/s
- Resoluciones de hasta 10K a 120 cuadros por segundo
- HDR Dinámico
- Compresión de flujo de pantalla [DSC] 1. 2a
- Canal de Retorno de Audio Mejorado [eARC]
Es importante tener en cuenta que el número de versión no garantiza que el cable tenga el conjunto completo de características prometidas por el estándar. La implementación completa es siempre opcional y varía según el fabricante, así que hay que leer bien las especificaciones técnicas y la certificación, si la tienen.
¿Son iguales todos los cables HDMI?
Basta echar un vistazo a cualquier tienda de electrónica para descubrir que la oferta de cables es apabullante. Cables aparentemente iguales con precios muy diferentes y maniobras de marketing que utilizan palabras como “premium” “super” “ultra” o cualquier variante que se os ocurra para cobrar unos euros más por lo mismo.
A priori, las diferencias de precio entre los cables pasivos (aquellos que no llevan señal reforzada ni necesitan alimentación) se justifican por su longitud y los materiales de construcción utilizados. En la práctica, en un entorno doméstico muy rara vez necesitaremos cables de más de tres metros. En estas distancias, rara vez vamos a notar las mejoras de un cable mejor construido o con más aislamiento, así que la recomendación es comprar aquel con mejor relación calidad precio y, eso sí, de la versión que necesitemos.
Las opiniones sobre cuál debería ser la longitud máxima de un cable pasivo o a partir de cuántos metros es importante gastarse más dinero para evitar problemas varía. En general, a partir de los 7 metros para 4K y de los 14 metros en 1080p deberíamos optar por soluciones de gama alta. Más allá, plantearnos alguna solución basadas en cables activos o inalámbrica, si bien la tecnología de este último todavía presenta retardos y puede no ser adecuada para usos donde la frecuencia y la resolución sean críticos.
La organización que controla el estándar HDMI tiene programas de certificación para ayudar a los usuarios y a los que los fabricantes pueden apuntarse. Aunque existen las categorías estándar y de alta velocidad, lo mínimo que deberíamos mirar es “Premium HDMI Cable Certification Program “. Esta nos asegura que estamos comprando un cable que soporta la resolución 4K a 60 Hz, además de todas las características añadidas del estándar HDMI 2.0.
Con el estándar HDMI 2.1 llegó la “Ultra High Speed HDMI Cable Certification Program “. Esta certificación nos permite identificar de forma rápida un cable que realmente sí es HDMI 2.1, es decir, que cumple con el ancho de banda de 48 Gbps fijado por el estándar. Así pues, estos cables son capaces de reproducir imágenes 8K a 60 Hz y 4K a 120 Hz en dispositivos compatibles.
El principal inconveniente es que hay muchos fabricantes que no pasan estos procesos. Esto no quiere decir que sus cables no funcionen correctamente, pero en esos caso debemos “fiarnos” de lo que indican y tener en cuenta que no han sido auditados por un tercero.
En definitiva, lo primero que debemos hacer antes de elegir que cable comprar es saber qué necesita lo que queremos conectar. A partir de ahí, asegurarnos de que compramos la versión adecuada para que podamos llevar la señal al máximo de calidad posible. En escenarios normales, vais a notar muy poca diferencia entre cables de cierta calidad (evitad los sospechosamente baratos).
En el caso de un montaje donde queremos llevar la señal más allá de los 6-7 metros o vamos a juntar muchos cables (por ejemplo, por dentro de una canaleta en la pared) sí tiene sentido gastar un poco más y asegurarnos que compramos un producto certificado, con buena construcción y bien apantallado.
Otra situación donde merece la pena comprar un buen cable HDMI es uno que vayamos a conectar y desconectar continuamente, como los de un proyector o el del portátil que usas para trabajar. Por pura física, el hecho de estar continuamente quitando y poniendo un conector puede deteriorar sus conexiones y hacer que funcione peor o deje de funcionar antes de lo que esperamos. Ahorra en los cables HDMI que van a estar quietos e invierte un poco más en los que no están detrás del televisor.
Un cable más caro no va a mejorar la calidad de imagen o de sonido
Llegados a este punto merece la pena aclarar un concepto. A lo largo de este texto hemos hablado de diferencias entre cables en función de su longitud o de cómo estén construidos, pero en ningún caso esto implica que uno sea mejor que otro. Esas y no otras son las razones por las que tiene sentido pagar mucho más por un cable que por otro.
La señal de vídeo que se transmite por un cable HDMI es digital. Unos y ceros. Consideramos un error de transmisión cuando se debería enviar un uno y llega un cero o viceversa. Técnicamente, es posible y ocurre que durante una transmisión se produzcan este tipo de errores que, efectivamente, serán menores cuánto mejor sea el cable.
El estándar HDMI admite un error por cada mil millones de bits (conocido como BER). Ahora imaginad que estáis viendo una película a 1080p (más de 2 millones de píxeles en cada fotograma) y un solo píxel, en un fotograma, no se dibuja como debería. Ese es el margen de error permitido en el peor cable posible con el estándar HDMI y, como podéis imaginar, es imposible verlo a simple vista.
Además, casi cualquier televisor moderno incluye automatismos capaces de detectar errores y solucionarlos sin que nos demos cuenta. Si falla un pixel en una imagen del cielo azul, es capaz de analizar los de alrededor y pintarlo sin que nos demos cuenta. Es algo que pasa, por ejemplo, cuando estamos reproduciendo streaming si el ancho de banda adecuado. Los famosos “artefactos” en la imagen.
En lo relativo al jitter (término habitual en foros de audio y vídeo) sí puede ser una fuente de problemas, pero la causa no es la calidad del cable sino la sincronización entre el emisor y en receptor de la señal. Resumiendo, es un problema que no se resuelve usando un cable más caro. Por otro lado, los dispositivos modernos ya cuentan con sistemas de buffer para minimizar estos inconvenientes asociados a la reproducción de contenido digital.
Cables HDMI de fibra óptica
Aunque llevan tiempo en el mercado, su elevado precio restringe su mercado a usuarios profesionales con necesidades muy específicas. Un cable HDMI de fibra óptica combina lo mejor de las dos tecnologías y, en lugar de usar el cobre como conductor de la señal, la convierte en pulsos de luz que viajan a través del cable antes de volver a traducirse en señal digital.
Sus principales ventajas son dos: resuelve el problema de las grandes distancias sin necesidad de alimentacion adicional (hay cables para llevar hasta 8K 60fps a unos 15-18 metros), sin pérdida de señal ni retraso. La segunda ventaja es que no se ven afectados por interferencias electromagnéticas.
Además, los cables HDMI de fibra óptica tiene los extremos intercambiables así que son más versátiles.
Entre los inconvenientes, son más delicados a la hora de doblarlos e instalarlos en sitios complicados y son notablemente más caros que un HDMI normal. Además, y como hemos venido comentando en todo el artículo, un usuario normal a una distancia de hasta 7 metros no notará diferencia alguna entre un cable de fibra y los tradicionales.
Cómo elegir el cable HDMI que necesitas
Con el objetivo de resumir todo lo visto a lo largo del texto resumimos las claves a tener en cuenta para acertar cuando compremos un cable HDMI.
- Revisar el tipo de conector que necesitamos
- Valorar la distancia a la que vamos a conectar los dispositivos (a mayor, más importante contar con un cable de calidad)
- Tener en cuenta las resoluciones de la fuente de vídeo, de la pantalla y del audio que vayamos a transmitir.
- Compra siempre un cable con HDCP. Los proveedores de contenido utilizan esta protección contra copia y pueden no funcionar bien si el cable no lo soporta.
- Si vamos a instalar el cable en un escenario especial, como a través de paredes, en exteriores, o en ambiente húmedos es recomendable buscar soluciones especializadas y con certificaciones específicas contra incendios, agua y demás.
- Existen cables con conectores chapados en oro, interesantes para evitar la corrosión. Son una opción interesante para instalaciones fijas que no son fáciles de renovar.
- Otra opción son los conectores con agarre, que evitan desconexiones accidentales. De nuevo, tienen sentido en dispositivos sometidos a movimiento (una mesa de proyección), vibraciones y demás.
- Los conectores en ángulo son más caros, pero perfectos para televisores que van pegados a la pared o instalaciones donde no queremos que se vean los cables.
- En la lista de prioridades revisa primero la versión y compra la más alta que puedas, dentro de la longitud que necesites. El resto de aspectos son importantes, pero a un segundo nivel.
En resumen, a igualdad de versión un cable HDMI más caro no siempre implica un mejor rendimiento (de hecho, en la mayoría de ocasiones no notaremos diferencia). No tiene sentido dejarse llevar por las promesas del marketing y pagar mucho más de lo que valen, pero también es un error comprar un cable de muy baja calidad que estropee la experiencia por unos pocos euros de menos.
La clave es el equilibrio entre la calidad de construcción, la longitud, las características adicionales y, como siempre, nuestras necesidades personales.